Sabéis esas bodas que cuando veis las fotos pensáis, me encantaría haber estado allí. Porque las fotos derrochan un buen rollo tremendo, porque los invitados ríen a carcajadas y porque los novios comparten miradas cómplices en cada instantánea. Ese brillo tan peculiar en los ojos… Se nota. Todas esas sensaciones me pasaron por la cabeza cuando vi las fotos de la boda de Eleonora y Jaime. Unas imágenes del fotógrafo Bruno Giliberto que reflejan el colorido, el espíritu y el estilo de esta boda tan increíble.

Eleonora y Jaime, madrileños de padres argentinos y mallorquines respectivamente, se conocieron en un Festival de Música en Portugal y desde entonces no han parado de bailar juntos. Tanto es así que planearon su boda como si fuera una fiesta para disfrutar junto a sus seres queridos. “No queríamos una boda de una sola noche, así que organizamos eventos el viernes, el sábado y el domingo. Juntamos a toda la gente que queremos, que venía de muchas partes del mundo, para que pasaran un fin de semana divertido”, cuenta Eleonora.

La pareja se prometió en Nochebuena. Jaime sorprendió a Eleonora con un anillo en forma de timón de latón comprado en Rughara, una tienda del madrileño barrio de Malasaña. Sin mucho tiempo para preparativos, decidieron casarse ese mismo verano. Para ello contaron con la ayuda de Marián de Pasión Eventos. “Nos ayudó a conseguir un sitio precioso y dio en el clavo con el catering que necesitábamos. Una vez teníamos estas dos cosas, el resto fue coser y cantar”.

La novia, su tocado de plumas y su vestido dos piezas de Otaduy

Eleonora apostó por seguir su propio estilo para el día de su boda, tenía claro que quería un vestido de dos piezas. “Me decidí por Otaduy porque son diseños muy sencillos pero muy femeninos”, explica. Antes de decidir el vestido de novia, Eleonora sabía que contaría con Susana de Suma Cruz para el tocado de plumas. “Yo quería plumas aunque eso supusiese un disgusto en mi familia, hasta que lo vieron y se quedaron enamorados. Susana pilló enseguida lo que quería y, además, mejoró la idea que yo tenía en la cabeza”.

Para dar todo el protagonismo al tocado de plumas y al vestido, Eleonora escogió unos zapatos de Farrutx muy sencillos en color camel. Como complementos, lució el anillo que le había regalado Jaime en Navidad y otro que le regaló su familia, un anillo Art Decó que había pertenecido a su madre.

Mallorca, cervezas, luces de verbena y bailes hasta el amanecer

La boda se celebró en Fangar, una preciosa finca en Campanet (Mallorca). La familia de Jaime es mallorquina y la pareja tiene especial cariño por la isla, desde el principio tuvieron claro que la celebración sería allí. La finca tenía todo lo que los novios buscaban: un entorno salvaje y libertad para bailar al aire libre hasta el amanecer. “Germán, el dueño, se portó fenomenal con nosotros. Nos cerró la finca para nosotros y nuestros amigos pudieron pasar el finde allí haciéndonos compañía. Fue divertidísimo”, cuenta Eleonora.

“El espacio era tan bonito que no queríamos decorarlo demasiado, simplemente queríamos bombillas en el patio donde se celebró la cena. De la decoración se encargó En Esencia”.

La boda de Eleonora y Jaime fue concebida desde el principio como una auténtica fiesta. “Queríamos algo muy informal, donde todos los invitados pudiesen sentirse como en casa”. Por eso, los novios ofrecieron botellines de cerveza antes y durante la ceremonia. La cena fue estilo barbacoa Show Cooking, donde los camareros colocaban la comida en el centro de las mesas de estilo italiano. De esta manera, la gente se pasaba la comida de unos a otros para servirse. “Los amigos tuvieron mucho protagonismo en la boda, había mayoría de gente joven, nos obligamos a no invitar a nadie por compromiso y eso se notó en lo personal y familiar que fue la boda. Queríamos un fiestón y así fue”.

Los momentazos de la boda

1. Nuestro amigo Cubo como maestro de ceremonias, nos hizo reír mucho a todos.

2. El rap que nos dedicó un amigo francés que se presentó como el Gabacho al que le gusta el Gazpacho y que creó un himno para la boda que aún cantamos: jaime ele oh!

3. Dos amigas se cortaron el pie y les dieron a cada una cinco puntos. Ya de día se fueron al hospital con un séquito como acompañamiento y en la clínica se montó otra fiesta. Como les dieron 5 puntos a cada una decían que “la boda de Jaimele, 10 puntos”.

4. La mitad de la fiesta acabó en la piscina.

5. El DJ no se quería ir y nos regalaba canciones una y otra vez.

6 Un flashmob que nos prepararon todos nuestros amigos y que bailaron todos los invitados.

7. La música fue digna de un festival de música, nadie paró de bailar.

8. El brindis que hizo Jaime al terminar la cena, que brindó por la amistad…

Y así brindaron toda la noche. Y bailaron. Hasta que las luces se apagaron y se encendió el sol.

Fotografía: Bruno Giliberto / Vestido novia: Otaduy / Tocado: Suma Cruz / Maquillaje: José Ojeda de MAC Cosmetics / Peluquería: Pablo Lindín de Image Lab / Traje novio: Lander Urquijo y camisa de Rughara / Wedding Planner: Pasión Eventos / Decoración: En Esencia / DJ: Tomeu Pericas / Catering: The Cutting Edgre / Finca: Fangar